Historia de una silla, El resultado fue de lo mejor.
Dentro de la creatividad que debemos tener, o quien sabe, forzarnos a tener para hacer más llevadera la vida con la ELA, surgen ideas que por tan simples son a veces las menos consideradas.
Es así que ésta idea surgió por la necesidad de movilizar a mi primo Gerardo desde su dormitorio a la ducha sin tantas complicaciones. Qué teníamos a mano? Una silla de terraza! De plástico, liviana y a la que sólo teníamos que hacerle un detalle de “cirugía”.
El resultado fue de lo mejor: Una silla alternativa a la de ruedas convencional, en la que el paciente va de su cama directo a la ducha! Es además muy cómoda, liviana, económica y de fácil mantenimiento.
Cuando dicen que las cosas de antes eran mejores, en algunos casos como este, están en lo cierto. Esa silla así tal cual sólo necesitó cuatro garruchas o rueditas para que funcionara bien, las cuales se fijaron a perfiles metálicos empernados a cada pata. El material de la silla es muy resistente.
Replicar el modelo en sillas nuevas ha requerido hacerles un refuerzo adicional en la parte inferior (perfiles metálicos cruzados entre las patas) para darles mayor estabilidad y seguridad. Ya han sido probadas por algunos de nuestros pacientes y funcionan muy bien: sólo se requiere limpiar y aceitar las garruchas que cada cierto tiempo.
Fuente: Asociación ELA Perú