Responde a las necesidades de salud de las personas?
Hace dos meses se conocía la noticia de que un grupo de investigadores españoles del Instituto de Neurociencias y del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) buscaban alrededor de 500.000 euros. Es la cantidad necesaria para poder realizar el ensayo clínico correspondiente a una terapia con células madre adultas que, según los datos previos, puede frenar el deterioro ocasionado por la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).
Por desgracia, esta situación no es nueva, pero ¿se investiga en España y el mundo atendiendo a la salud de las personas?
Esta pregunta se ha plasmado en el estudio ‘¿Responde la investigación a las necesidades de Salud?’, publicado por el Observatorio Social de “la Caixa”, a través del cual, según Ismael Ràfols, autor junto con Alfredo Yegros, de la Universidad de Leiden, “no buscamos dar respuestas definitivas a preguntas de ese tipo, sino aportar datos para facilitar el debate”.
En España, patologías como el ictus, cánceres de pulmón o colon, la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) o la depresión, según este trabajo, se investigan menos de lo esperado, en comparación con otras enfermedades, teniendo en cuenta su incidencia en la población.
Para Ràfols, investigador de Ingenio (instituto mixto del CSIC y de la Universitat Politécnica de València), la pregunta es clara y tiene que ver con que si, en realidad, se está haciendo “investigación que responde a las necesidades de la salud”. La cuestión surge porque existen “intereses diversos y legítimos en la sociedad que hacen que la investigación se dedique más a unos temas que otros”.
Razones comerciales
En este sentido, hay estudios que sugieren que las farmacéuticas están muy interesadas en investigar enfermedades crónicas de países ricos por una razón de demanda de mercado. Del mismo modo, a su juicio, “puede haber modas o inercias en ciertos tipos de investigación” de ahí que la duda que se plantee es “si hay algunas enfermedades que están siendo relativamente desatendidas”.
¿Existe, por lo tanto, un interés para dar mayor visibilidad a unos que a otros? ¿Se deja llevar el mundo de la investigación en materia de salud por ‘modas’?
Las respuestas no son sencillas. Sin embargo, sí se aprecia una cierta querencia hacia determinadas patologías. “Quizás el factor más importante en la priorización de los temas de investigación es la inercia del sistema”, con la percepción de que donde ha habido investigación de excelencia, “esta prevalece sobre consideraciones de necesidades de salud”. Para el autor de este estudio “tener diversidad en ciencia es, en general, positivo”.
La sociedad actual es “diversa” y este estudio del Observatorio Social de “la Caixa” plantea también si existe correlación entre los temas prioritarios de la investigación y los intereses que tiene la población. Para Ismael Ràfols “en estos momentos tal vez nuestras sociedades no se han hecho esa pregunta con la frecuencia adecuada”. Es aquí donde entran en juego quienes toman las decisiones sobre qué materias relacionadas con la salud hay que priorizar.
“Abrir el debate”
El autor reconoce que “tal vez hemos delegado esa respuesta a los políticos, a las farmacéuticas y a los gestores de investigación”. También reconoce a ELPLURAL.COM que nos hallamos en un instante en que “las asociaciones de pacientes y algunos grupos de la sociedad civil empiezan a decir que vale la pena participar en la toma de decisiones”. Es otra de las patas de este informe porque “creemos que nuestra aportación es poner los datos sobre la mesa, a través de este estudio, para que -insiste- se abra el debate”.
En el campo de la investigación, como en muchas otras facetas de la vida, las naciones más pobres salen perdiendo. Lo hacen desde la perspectiva de los recursos para poder ser financiadores. Aquella se concentra de manera aplastante en los llamados países ricos. “Esto provoca también que las prioridades sanitarias a la hora de investigar respondan a las prioridades de salud en esas mismas naciones”.
La principal consecuencia de esto es que las patologías que se dan en países en desarrollo tengan relativamente poca investigación. La situación no es menor, y la Organización Mundial de la Salud creó hace poco tiempo un observatorio en I+D global en salud para abordar estas desigualdades.
A modo de conclusión, Ismael Ràfols asegura que “hay algunos aspectos de salud que están siendo relativamente poco atendidos por el sistema de investigación”; por ello, apuesta para re equilibrar esta situación porque “haya más agentes sociales, pacientes, tal vez expertos de sindicatos en salud laboral, entidades de medio ambiente, enfermeras, doctores que, conjuntamente, tomen parte de un modo constructivo en las decisiones sobre cómo se podría mejorar la priorización de la investigación”.
Fuente: El Plural