Los que no se deciden a ponerle freno, se arriesgan a que se haga crónico o, al menos, que aparezca de forma frecuente en su vida.
El trastorno de ansiedad generalizada provoca preocupaciones excesivas, angustia y aprensión la mayor parte de los días. La persona con este trastorno manifiesta preocupaciones desproporcionadas por eventos que aún ni han ocurrido. Y no son pocas las personas que día a día tienen que enfrentar este trastorno: se estima que hasta un 9% de la población mundial llega a padecer alguna vez en la vida de ansiedad generalizada.
Es más común entre las mujeres, en los adultos jóvenes, en las personas que padecen alguna enfermedad crónica, como la diabetes.
El trastorno habitualmente no va solo, sino que surge acompañado de otras alteraciones psiquiátricas, como depresión (hasta dos tercios de las personas con ansiedad generalizada también tienen depresión), trastorno de pánico y abuso de sustancias como el alcohol.
¿La buena noticia? Que, con un abordaje terapéutico adecuado, muchas personas logran vencer este trastorno de ansiedad.
Los que no se deciden a ponerle freno, se arriesgan a que se haga crónico o, al menos, que aparezca de forma frecuente en su vida.
Además de las preocupaciones excesivas y desproporcionadas, otros síntomas del trastorno de ansiedad generalizada incluyen:
- Dificultades para controlar las preocupaciones que le surgen, aun cuando lo intenta.
- Inquietud, “sentirse nervioso”.
- Cansancio y fatiga sin una actividad diaria que lo justifique.
- Dificultades para concentrarse
- Tensión muscular.
- Alteraciones del sueño, especialmente dificultades para quedar dormido.
- Los pensamientos tienden a ser rumiativos, girando sobre el mismo núcleo de las preocupaciones, aun en contra de la voluntad del afectado.
- Sensación de no tener las situaciones bajo control.
Además de la tensión muscular, otros síntomas físicos de ansiedad generalizada pueden ser:
- Temblores, espasmos y dolores musculares.
- Náuseas y malestar abdominal.
- Sequedad en la boca.
- Dificultad para respirar.
- Mareos, sensación de inestabilidad
Existen dos líneas de tratamiento fundamentales, la farmacológica y la no farmacológica. Dentro del primer enfoque existen cambios que puede implementar el propio afectado y que pueden ayudar a controlar sus síntomas. Por ejemplo:
- Identificar los pensamientos negativos que le llevan a sentir ansiedad. Analizar si realmente se corresponden con la realidad y cambiar los pensamientos negativos (disfuncionales) por otros más reales y tranquilizadores, escribiéndolos si es necesario.
- Practicar técnicas de relajación, como las que explicamos en este artículo sobre cómo calmar la ansiedad.
Si bien muchas de estas técnicas se pueden aprender autoeducándose (para lo cual recomendamos los manuales que tiene publicados el Servicio Andaluz de Salud), en muchos casos será necesario la intervención de un profesional de la salud mental.
Ese profesional dará las herramientas necesarias para controlar los pensamientos disfuncionales y para aprender técnicas de relajación.
Fuente: https://infotiti.com/2018/07/trastorno-de-ansiedad-generalizada/?fbclid=IwAR1-bzFnV3hoMdTmpPQSDOG_-WKYvKpsgctty9ZLlP2cQTqDJU2lOpcEIx4