El apoyo psicológico nos ayuda a llevar esta carga dándonos pautas y reflexiones para mitigar en lo posible las distintas etapas que nos toca recorrer.
En este camino hacia la aceptación, uno de los aspectos que más nos beneficia es buscar lo que puedes aprender en estas condiciones y disfrutar de lo que sí puedes hacer en cada momento.
Una de los aspectos que más entristecen y duelen es pensar los motivos por los que nos afecta una enfermedad tan dura. Si ya es difícil asumir una patología como esta, pensar “por qué me ocurre esto a mí”, “quién me ha mandado esto”, “sentirse culpable por estar enfermo” es muy doloroso y en ciertos momentos más devastador que la propia enfermedad. Podríamos decir que la respuesta que cada uno encuentre será la mejor, según sus vivencias y creencias, será la buena desde el punto de vista moral , ético o religioso pero no debemos olvidar que su causalidad es desconocida y no podemos culparnos por ello.
En muchas ocasiones nos alivia el hecho de poder hablar de estos temas, buscando creencias que nos ayuden a quitar parte del peso moral, que a veces le damos a la enfermedad. Durante todo el proceso de la ELA, atravesamos distintas etapas, y estas nos deben servir para aprender, para poner en juego nuestro potencial y nuestros recursos y para hacerse, si cabe, mejor persona. Llegar a esto no es fácil, porque aunque -en general-, todos sabemos que la actitud con que la persona afectada de una enfermedad la encara es fundamental; suele ocurrir que llegar a la postura adecuada, cuando es uno el que la padece, no es nada fácil.
Se hace necesario transitar muchas etapas en el camino y es tentador quedarse estancado en alguna de ellas. La primera etapa que se vive es resistirse al diagnóstico, algo bastante recurrente en su proceso. Es importantísimo, no llegar a entrar en este juego tan autodestructivo. Todas estas etapas (ira, depresión, negación…), son las que suelen ocurrir por lo general en un proceso de enfermedad, para poder llegar a lo único que sirve de verdad: ACEPTAR lo que a uno le está pasando para afrontarlo y poner en juego todos los recursos posibles. Es preciso dejar claro que estas etapas de rabia, ira y frustración son parte de un proceso natural y no patológico.
Fuente: Asociación Andaluza de Esclerosis Lateral Amiotrófica