Dos estudiantes de la UOC han creado un servicio de teleasistencia domiciliaria para gente mayor que permite detectar caídas o pedir ayuda dentro y fuera de casa y avisar al instante a los familiares mediante una alarma que les llega al móvil.
El servicio, que ha empezado a comercializarse hace dos meses en Barcelona y su área metropolitana, quiere llegar a otros puntos de Cataluña y España a partir del año 2020.
La iniciativa, bautizada con el nombre de SeniorDomo, empezó a gestarse hace tres años a raíz de una experiencia personal de dos de los tres fundadores, los hermanos Pedro y Ángel Puertas, de Barcelona. Su padre, enfermo de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), quería envejecer en casa y ellos empezaron a buscar la fórmula para hacerlo posible.
Según los datos de la última encuesta del Censo de población y viviendas del Instituto Nacional de Estadística (INE), del año 2011, que se hace cada 10 años, recogidos por el Observatorio Social de “la Caixa”, el 96,4 % de las personas mayores quiere envejecer en casa. Ir a una residencia solamente es la opción preferida para el 3,6 % de las personas mayores.
Ángel, que desde 2004 trabajaba como consultor tecnológico para grandes empresas, decidió dejar su trabajo e invertir todos los ahorros en este proyecto que acaba de ver la luz y que recientemente ha sido distinguido con dos de los premios que concede la UOC a iniciativas innovadoras: mejor proyecto con impacto social y mejor presentación.
SeniorDomo es un servicio de teleasistencia avanzada que protege a los usuarios los 365 días del año, las 24 horas del día. Requiere cuatro elementos para funcionar correctamente: un reloj, un intercomunicador, un llavero y una aplicación para los familiares, que deben tener en el móvil.
El reloj tiene una batería que dura dos meses, se puede mojar y tiene un botón de auxilio que el usuario puede pulsar cuando necesite ayuda. El reloj, que funciona tanto dentro de casa como fuera, incorpora una serie de sensores, un altímetro, un giroscopio y un acelerómetro que permiten detectar caídas, producidas de manera accidental o como consecuencia de una pérdida de conciencia, por ejemplo por una lipotimia. Así pues, si detecta un cambio brusco de altura con impacto y ausencia de movilidad durante 30 segundos, el reloj activa una alarma que los familiares del usuario reciben en el teléfono móvil mediante una especie de silbido agudo que se repite cada minuto. Esto permite, por ejemplo, que si el familiar está en la ducha la primera vez que suena la alarma y no la oye, la pueda oír cuando salga. En resumen, es una alarma que se repite varias veces hasta que la máquina se asegura de que el familiar la ha oído.
Mientras tanto, el equipo de SeniorDomo (formado por personal de atención de llamadas de teleasistencia, trabajadores sociales, profesionales con estudios de atención a la dependencia, etc.) se pone en contacto con el usuario mediante varios intercomunicadores desplegados en su domicilio, si es que está en casa; avisa a los familiares (la familia dice previamente quién tiene llaves y a qué hora se le puede llamar) y activa el protocolo en caso de emergencias, en coordinación con el 112 como colaboradores registrados.
La aplicación que tienen los familiares en el móvil no solamente alerta de caídas o solicitudes de ayuda, sino que también permite hacer un seguimiento de las actividades diarias de la persona mayor. Entre otros, indica si hace mucho tiempo que está fuera de casa o si acaba de salir o entrar en el domicilio, y permite ver exactamente dónde está y si ha solicitado ayuda fuera de casa. Los familiares también reciben en el móvil informes de seguimiento por parte de un trabajador social, que se pone en contacto con la persona mayor por teléfono o presencialmente, según la tarifa contratada. La tarifa básica (a partir de 17 euros/mes) es la única que no incorpora este servicio de atención de emergencias las 24 horas, que sí está presente en la tarifa avanzada (28 euros/mes) y en la prémium (45 euros/mes).
Otro elemento destacado de la aplicación SeniorDomo es el sensor de presencia en el domicilio, del tamaño de una moneda de euro, que puede engancharse a las llaves, el bastón, el andador o el bolso. También existe la opción de tener un sensor con GPS, que en este caso permite precisar exactamente en qué calle está el usuario.
Ángel Puertas explica que la solución SeniorDomo es “muy útil al comienzo del proceso de envejecimiento”, si bien reconoce que son pocos los que usan el servicio como precaución. La mayoría de usuarios son personas que han sufrido alguna caída en casa, han sido operadas recientemente o han enviudado. Puertas explica que en España cada año se producen 300.000 caídas entre ancianos, y de estas unas 3.000 provocan la muerte de la persona y otras tienen secuelas psicológicas o físicas.
Aunque SeniorDomo es un servicio que ayuda a mejorar la calidad de vida del usuario, Puertas aconseja a los familiares que hablen con el usuario sobre la necesidad de incorporar un dispositivo como este en su vida. “No deja de ser una realidad nueva en la que el usuario tiene que admitir que necesita ayuda, y si esto no se habla antes puede haber situaciones de rechazo”, avisa.
SeniorDomo tiene actualmente 12 trabajadores, entre personal de atención a la dependencia y profesionales del sector de la tecnología. El núcleo fundador, los hermanos Ángel y Pedro Puertas y Jordi Mercé, son ingenieros informáticos. Ángel actualmente cursa un máster de Executive MBA en Entrepreneurship e Innovación en la UOC, y Pedro, el grado de Multimedia en la misma universidad.
La empresa, con sede en Barcelona, está en contacto con varios inversores y empresas de capital de riesgo para difundir el proyecto más allá de Barcelona y su área metropolitana, donde actualmente están muy centrados. La previsión es expandirse al resto de Cataluña a partir de 2020 y ofrecer más servicios para hacer posible envejecer en casa “con la máxima autonomía y bienestar posibles”, según explica Ángel Puertas.
Actualmente, en España hay unos 9 millones de personas que tienen 65 años o más, cifra que representa el 19,3 % del total de la población, según el Padrón continuo del INE, con datos del 1 de enero de 2019. España es hoy en día el cuarto país con una esperanza de vida más alta (83 años), por detrás de Japón, Suiza y Singapur. Sin embargo, según un estudio elaborado por el Institute for Health Metrics and Evaluation de Washington, España podría ocupar el primer puesto en el año 2040 gracias a un aumento de 2,8 años de la esperanza de vida. (Fuente: UOC)
Fuente: Noticias de la Ciencia