Aprenda a reconocerlo y a tratarlo.
Antes de poder auto diagnosticarnos de sobrecarga o estrés en los cuidados, debemos ser capaces de conocer cuáles son los signos que lo marcan: Ansiedad, susceptibilidad ante cualquier temo o persona, cansancio extremo, baja de defensas, problemas de sueño, inapetencia social, negación de los problemas.
Lo primero es pedir ayuda: nunca estás solo en esta tarea y ni mucho menos tienes la obligación de llevarla a cabo como una carga impuesta. Cuidar de un ser querido es una circunstancia con sus más y sus menos, pero sin duda siempre gratificante y que te regala momentos mágicos, por lo que nunca se debe apreciar como imposición.
Tienes desde familiares cercanos que te pueden aliviar la carga hasta ayudas estatales, autonómicas, ayudas para la dependencia, etc., que no siempre vienen en forma de cuantía económica (profesionales a tu servicio, centros de acogida y ayuda al dependiente, etc.)
El segundo paso es más difícil practicarlo que decirlo, lo sabemos, pero por ello no debemos obviarlo: debemos cargarnos siempre de un pensamiento positivo, huir de la culpabilidad y tener en cuenta que, ante una situación estresante, lo importante es resolverla y que, tras ella, tengamos nuestra recompensa. No temas ni te sientas culpable por disfrutar… ¡Te lo mereces!
Por último, ante el más mínimo síntoma de decaimiento o que te haga sentir mal, acude a tu médico de confianza. El estrés se debe tratar, y nunca caer en la automedicación o naturalizarlo como parte de tu día a día.
Frases y situaciones que indican estrés en los cuidadores
Si a pesar de haberse descrito los síntomas, acudes a la “negación de los problemas” y no ves que necesitas ayuda en fases de sobrecarga, a continuación, describimos frases y situaciones que se producen cuando existen signos de estrés en el cuidador:
Sensación de no disponer de tiempo para otra cosa: dejas de hacer actividades con tus amigos, repites constantemente la frase “no tengo tiempo para…”
Incapacidad de desconectar ante el sueño: al momento de irse a la cama no puedes evitar hacer repaso de las tareas que debes realizar el día siguiente o le das vueltas a una situación incómoda que te ha abordado ese día.
¿Qué pasaría si…?: alta preocupación por situaciones hipotéticas que se podrían derivar de nuestros cuidados si no les dedicamos lo que consideramos como nuestro 100%.
“Esto no me está pasando a mí”: aparición de una constante sensación de que la situación nos supera y que no somos capaces de resolverla.
“No recuerdo la última vez que…”: sensación de que nos dedicamos exclusivamente a los cuidados y no tenemos tiempo para atender otras necesidades que no sean las de nuestro ser querido.
“¡Qué ganas tengo de que acabe el día!: ahogo ante nuestras rutinas o incapacidad de ser resolutivos ante una circunstancia producida ante los cuidados.
Ya sabes cuidador que tú eres tan importante como la persona a la que cuidas, por lo que si experimentas mínimamente alguna de estas situaciones no lo dudes: pide ayuda.
Fuente: El rincón del cuidador