Investigadores del Hospital Monte Sinaí, en Estados Unidos, han identificado marcadores biológicos presentes en la infancia que se relacionan con la esclerosis lateral amiotrófica, enfermedad neurológica degenerativa y mortal también conocida como ELA.
Los marcadores se han hallado en los dientes de pacientes menores que desarrollaron ELA en la edad adulta. Los investigadores han usado láseres para trazar los anillos de crecimiento que se forman diariamente en los dientes y han descubierto que los anillos de crecimiento formados al nacer y durante los primeros 10 años de vida de los pacientes con ELA metabolizaban los metales de manera diferente a los pacientes sin la enfermedad.
La ELA es una enfermedad que se manifiesta generalmente a partir de los 50 o 60 años, se desconoce su causa y no hay ningún modo de predecir su aparición. Los estudios genéticos no han revelado mucho hasta la fecha y, aunque los expertos creen que los factores ambientales juegan un papel importante en el desarrollo de la enfermedad, no ha habido conclusiones claras de qué tipo de factores.
Detección temprana
“Este es el primer estudio que muestra una firma clara en el nacimiento y dentro de la primera década de vida, mucho antes de cualquier signo o síntoma clínico de la enfermedad”, explica Manish Arora, profesor y vicepresidente de Medicina Ambiental y Salud Pública en la Escuela de Medicina Icahn en el Hospital Monte Sinaí, en declaraciones recogidas por Neuroscience News.
“Esperamos que a largo plazo, tras la validación de este trabajo en estudios más amplios, esto conduzca a estrategias preventivas. Lo emocionante de este trabajo es que estamos buscando vías biológicas que potencialmente podríamos modificar con el desarrollo de fármacos”.
“Este es el primer estudio que muestra una firma clara en el nacimiento y dentro de la primera década de vida, mucho antes de cualquier signo o síntoma clínico de la enfermedad”
En el estudio se demostró una absorción desregulada de una mezcla de elementos esenciales, como el zinc y el cobre, así como de toxinas como el plomo y el estaño, en 36 pacientes con ELA en comparación con 31 voluntarios que no tenían la enfermedad.
“Nuestro trabajo anterior demostró que la desregulación del metabolismo elemental en los primeros años de vida estaba asociada con la aparición de enfermedades neurológicas, como el autismo y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)”, señala Christine Austin, profesora adjunta de Medicina Ambiental y Salud Pública en la Escuela de Medicina Icahn en el Monte Sinaí, y una de las principales contribuyentes a este trabajo. “Este estudio muestra que la desregulación metabólica también está asociada con condiciones neurológicas cuya aparición de síntomas tiene un retraso mucho mayor”.
Fuente: El confidencial