Testimonio de Nohemi Villeda
Hoy al mojar mi cara entró un poco de agua a mi nariz, lejos de ser algo desagradable me llevó a un sin fin de recuerdos, me llevó a recordar la sensación de estar en la alberca, nadar, entrenar y la realidad es que es algo que extraño demasiado, desde la primera mojada en la regadera, entrar a la alberca de un brinco, sentir el agua, etc.
Extraño las vueltas de maroma con fuerza o bien lejos de la pared y extraño hasta ese golpe en la barda por dar la vuelta muy cerca, extraño sentirme fuerte al nadar, disfrutar ese ser “uno con el agua” extraño aquel cansancio, esa sensación que crees ya no puedes más, donde entra la mente y hace concentrar en esa última serie en ese último 200m, 400m etc. Terminar cansada pero satisfecha de haber terminado de no renunciar.
Extraño la convivencia día con día que hacía fortalecer amistades, extraño las pláticas largas en los vestidores o antes de entrenar. Extraño sentirme fuerte y con movimientos seguros. Extraño las competencias, el ambiente, los chiflidos de salida, echar clavados del banco, etc.
Sería genial despertar y que esto que ahora vivo hubiera concluido y poder hacer eso que tanto amo, sé que por ahora y quizá nunca será así, y aunque extrañe ese yo deportista agradezco haber podido vivir todo eso que el deporte da.