Libro de Simon Fitzmaurice que narra la experiencia del autor que enferma a los 34 años de ELA.
En estos días que el mundo despierta al Año Nuevo hay tiempo para leer. Podemos salir un poco de la rutina de todo. En el anaquel de la librería estaba el último ejemplar de “It’s Not Yet Dark”. La memoria última del director de cine irlandés Simon Fitzmaurice. Una sorpresa.
Sus páginas breves de frases cortas e ideas luminosas narran la experiencia del autor que enferma a los 34 años de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).
En 2008 le dicen que le quedan entre 3 y 4 años, pero su vida matrimonial y profesional apenas comienza con gran éxito. Tiene 2 hijos. En 2014, después de 6 años de luchar con la enfermedad que ataca toda movilidad posible, escribe con los ojos. Su mirada se refleja en una computadora y escoge palabra por palabra. Se rebela cuando le sugieren que la vida ya no tiene sentido con un respirador. La seguridad social en Irlanda no ajusta para poner ventiladores a todos los enfermos. Logra salir del hospital con una máquina que trabaja por sus músculos.
En lo concentrado de sus oraciones cortas se revela el valor del tiempo. Eso le da un estilo preciso, poético. Casi podíamos decir amoroso con la vida. Aún enfermo engendra tres hijos más. Hoja por hoja destila lo mejor de la vida: la familia, los amigos, la productividad profesional. Filma una película con los ojos. “Mi nombre es Emily” la dirige con el milagro de la ciencia en los ojos y la férrea voluntad de vivir.
Fitzmaurice vive 9 años después del diagnóstico. Casi el triple del promedio de esperanza de cualquier enfermo. Se empeñó en perseguir más días para vivir a pesar de su inmovilidad, se rebeló cuando un médico le sugirió que su tiempo se había completado, y produjo algo más que cine. Su memoria estará siempre en el buró de los libros urgentes, para tiempos de ansiedad o angustia. A diferencia de la biblioteca en Kindle, su materialidad en papel recuerda que no todos los libros pueden ser tan etéreos y prácticos como los digitales. El papel es cálido.
“La vida es difícil”, es la frase del comienzo del libro de sicología más exitoso de la historia, “El camino menos transitado” de Scott M. Peck. Sí, pero también es retadora, complicada, limitada y misteriosa. Quienes sufren situaciones “límite” experimentan toda su intensidad que finalmente termina.
Después de terminar el libro, comienza la búsqueda de su obra y su biografía completa. Fitzmaurice falleció en octubre pasado y Netflix realizó un film de 80 minutos sobre su vida. El libro se convierte en un Bestseller que desafortunadamente no encuentro en español. Su estilo es un ejemplo de prosa poética. Indispensable para periodistas y escritores jóvenes que hacen rey a la imagen y olvidan que todo está soportado en la palabra.
Para el director de cine, doctor en literatura inglesa, no es ajena la obra más intrincada de su idioma, “Finnegans Wake” de James Joyce. De ahí retoma la frase de su compatriota. Joyce se sienta en una banca del parque y dice: “Sentí que toda la sangre se había drenado de mi cerebro cuando terminé”.
Luego Fitzmaurice dice: “Porque creo en la redención. Porque creo en aceptar lo que la vida te lance y lentamente recuperarte, tomar todo lo que tienes y no ser destrozado por la muerte por la desolación y la pérdida”. Tenemos que esforzarnos y drenar toda la sangre de nuestro cerebro para decir que hemos vivido.
Fuente: AM