Jordi Sabaté se presenta así en su perfil de Twitter: “Hace cinco años que tengo ELA, enfermedad mortal sin tratamiento.
No puedo moverme, ni hablar, ni comer, ni beber y respiro con dificultad. Amo la vida”. En esta conversación con Vida Nueva, abre su alma y nos regala muchos motivos para la esperanza.
PREGUNTA.- Siempre te muestras irónico y con mucho sentido del humor a la hora de exponer tu experiencia diaria ante la enfermedad. ¿De dónde sacas esas fuerzas?
RESPUESTA.- Desde que tengo uso de razón, la ironía y el sentido del humor han formado parte de mi personalidad. Para mí, la vida sin humor no es vida. El humor irónico e incluso el humor negro me ha ayudado mucho en varios momentos de mi vida, ya sea en los buenos o en los duros momentos. No sabría explicar con palabras de dónde saco la fuerzas, pero una cosa tengo clara: vivir es luchar y luchar es vivir, por lo que, ante cualquier adversidad que te de la vida, hay que seguir adelante, y qué mejor que con humor y una sonrisa en la cara.
Querer al prójimo
P.- ¿Eres consciente de hasta qué punto iluminas a mucha gente que padece todo tipo de enfermedades y a otros que, pese a gozar de buena salud, caen en la cuenta al leerte de que mantienen una actitud excesivamente tóxica y negativa en su día a día?
R.- Desde siempre, escuchar y apoyar a los demás me ha ayudado a mí mismo, por lo que, ahora más que nunca, aportar con mi testimonio a tanta gente me facilita seguir adelante con mi vida con una fuerza infinita. A veces, el ser humano, por naturaleza, tiende a ser egoísta, pero, cuando descubres que no hay cosa más maravillosa que querer y ayudar al prójimo, tu vida la vives con una inmensa felicidad.
En definitiva, con mi testimonio trato de intentar abrir los ojos a cuanta más gente mejor de que la vida es maravillosa. Intento transmitir el amor que siento por la vida, aun padeciendo ELA, una enfermedad mortal y para la que, a día de hoy, no hay tratamiento.
P.- Hace poco, escribiste esto: “Tengo 36 años, tengo ELA, enfermedad mortal. Soy creyente y tengo fe en Cristo. Yo tengo fe en que Dios está con nosotros en los buenos y malos momentos de la vida. Pero Él no puede controlar lo que te suceda; simplemente, te acompaña hasta el final de esta vida. Así lo siento yo”. ¿Vives en esta clave de fe desde el principio de la enfermedad o en algún momento ha surgido la pregunta dolorosa de ‘dónde está Dios’?
R.- Desde muy pequeño, rezaba cada noche antes de irme a dormir dando gracias a Dios; siempre dando las gracias por lo que tenía en mi vida, casi nunca le pedía nada. Cuando mi madre falleció, yo era muy joven. Tras diagnosticarle un cáncer terminal, fue la única vez que me pregunté con rabia dónde estaba Dios, pero en seguida me di cuenta que mi rabia y mi actitud eran muy egoístas. En ese momento comprendí que Dios no es un mago que pueda controlar todos los sucesos de la vida, ya que, si así fuera, no habrían guerras en el mundo ni otras desgracias que suceden a diario.
Bajo mi punto de vista, Dios nos dio la vida y él quiere que prediquemos su palabra en todas las situaciones de la vida. Y siempre está a nuestro lado, ya sea en los momentos felices o en los días grises. Los ateos a eso le llaman fuerza interior. Yo les digo que tienen razón, pero que esa fuerza interior es gracias a Dios, porque está siempre con nosotros y todos tenemos esa fuerza; simplemente, hay que encontrarla.
P.- Este último mensaje, por cierto, fue respondido también por bastante gente que incluso te mostró su malestar… ¿Cómo le puedes explicar a quien no lo entienda que amas la vida y le das las gracias a Dios por cada día de vida?
Gracias a Dios
R.- Yo no puedo moverme, no puedo hablar, no puedo comer y respiro con dificultad, pero puedo hacer muchas más cosas: puedo ver, puedo escuchar, puedo transmitir y comunicarme con la gente, puedo sentir, puedo querer, puedo sentirme querido, puedo amar, puedo reír y divertirme. Yo creo que por todo esto le tengo que dar gracias a Dios, por cada día que disfruto del regalo de la vida. Porque, supuesto, amo la vida. ¡Viva la vida!
P.- La sociedad mundial afronta la dura prueba del coronavirus. Por tu rica experiencia de mantenerte esperanzado ante las mayores adversidades de todas, ¿qué le puedes decir a la gente en este momento?
R.- Que jamás hay que perder la esperanza y que es muy importante que estemos unidos en esta difícil situación mundial en que estamos, pues es seguro que conseguiremos salir de esta dura adversidad. Hay y habrá mucha gente que lo esté pasando muy mal, y a esa gente, en especial, quiero darle toda mi fuerza y ánimo, para que sigan con valentía y con esperanza su vida.
Quiero aprovechar para agradecer a todos los seres humanos que están trabajando para cuidar de nuestra supervivencia, y quiero acabar dando las gracias a todos los que formáis parte de esta maravillosa revista llamada Vida Nueva por darme la oportunidad de dar mi testimonio. Gracias y que Dios os bendiga.
Fuente: Vida nueva digital