Cada uno de nosotros somos un montón de células de diferentes tipos. Que funcionemos como seres vivos es gracias a que ese montón de células está muy bien organizado y mantiene una estructura y unas funciones coordinadamente. Todo ello gracias a que las células de un cuerpo se comunican entre sí a través de diferentes canales. Algunas comunicaciones son entre células muy alejadas entre sí, pero otras son entre células muy próximas.
Uno de estos sistemas de comunicación es lo que se llaman exosomas. Las células producen en su interior una serie de compuestos como lípidos, proteínas que pueden usar como mensajes para el resto de células. Para hacerlas llegar a sus vecinas, las células empaquetan esos mensajeros en unas vesículas que segregan al espacio extracelular. Desde ahí, llegan a otras células que las recogen y “leen” el mensaje.
Investigadores de la Universidad de Verona han estado estudiando si podrían usar esos mensajes para favorecer la supervivencia de las motoneuronas. Los resultados de su proyecto acaban de ser publicados y apuntan hacia un valor terapéutico.
En su estudio, estos investigadores obtuvieron exosomas a partir de células madre derivadas del tejido graso. Cultivaron estas células en el laboratorio y recogieron los exosomas para después administrárselo a unos ratones mutantes en SOD1. Estos ratones tienen problemas equivalentes a los de los pacientes de ELA así que son un buen modelo de estudio.
En estos ratones probaron la administración de exosomas por vía intravenosa y por vía nasal. En ambos casos han podido observar que tienen un efecto sobre varios aspectos de la enfermedad en esos ratones SOD1. Vieron que mejoraba la fuerza de agarre, la movilidad y las uniones neuromusculares de estos ratones al tratarlos con exosomas. Además, afectan a la neuroinflamación bajando los niveles de activación de los astrocitos.
Los efectos que observan no son iguales durante todo el desarrollo de la enfermedad en estos ratones. Lo que pueden ver es que el efecto es mayor en fases intermedias de la enfermedad. Su explicación es que, llegado un punto de degeneración de las uniones neuromusculares, esta terapia ya no sería eficaz.
Es importante el resultado de que hay efectos con la administración intranasal. Es un sistema que no resulta invasivo y, por lo tanto, facilita su uso. Si se consigue mejorar su eficacia podría suponer una gran ventaja en el futuro. Lo que plantean es que se podría sustituir la inyección de células madre por la administración intranasal de los exosomas que producen.
Hay que señalar que, aunque se haya visto un efecto terapéutico en los síntomas de la ELA en ratones, aún hay muchas cosas por aclarar. Sería muy importante que pudieran refinar el estudio hasta encontrar qué señales de las que viajan en los exosomas son realmente eficaces. ¿Podría ser necesaria una sola molécula para tener el efecto total? ¿Tal vez sea necesaria una combinación de varias? ¿Podrían modificarse esas señales para hacerlas más efectivas y desarrollar un fármaco de fácil administración? Esperaremos a ver si se consiguen progresos en esta nueva estrategia para encontrar una terapia eficaz contra la ELA.
Fuente: Fundación Luzón