Tras haber vencido el diagnóstico de enfermedad mortal que me dieron en el 2010, veo en retrospectiva que la decisión que me guió a esa victoria fue no perder tiempo preguntando ¿por qué, ni buscando explicaciones, excusas o culpables, sino preguntarme ¿para qué?, y así construir el “yo” ideal para esa nueva realidad.
Está demostrado científicamente –y lo viví en carne propia– que las personas que superamos retos grandes en la vida somos más felices. Dan Gilbert llama a este proceso de fortalecimiento interior “desarrollo de inmunidad psicológica”.
En las crisis podemos caminar en círculos hasta irnos en picada, o podemos desarrollar habilidades, reinventarnos, ser creativos, echar mano de nuestros recursos antes dormidos y resurgir mejores. Afortunadamente, todos tenemos esa capacidad y se le conoce como resiliencia. Sólo que su uso es opcional.
Acoger los problemas como oportunidades para superarnos es el primer paso para desencadenar la espiral virtuosa del crecimiento interior y la felicidad. No desaparece los problemas: nos hace capaces de superarlos. Rumiar sobre pensamientos negativos nos hunde.
El nombre COVID-19 se forma de la abreviación del nombre coronavirus más los últimos dos dígitos del año en el que surgió esta mutación. Ahora nos toca reinventarnos en el YO-20 que superará esta crisis. Nuestra versión mejorada.
De esta evolución ya vemos señales claras. Habrá una HUMANIDAD-20 como resultado del reto que impuso el COVID-19. Sólo se precisa que una cantidad abrumadora de YO-19s terminemos de reconfigurar nuestro ADN para que queden permanentemente instaladas las características que ya vimos que son las ideales.
Un YO-20 es una versión de nosotros consciente de que somos UNA SOLA HUMANIDAD, que cada persona es célula con la misma relevancia en la salud en el enorme organismo interconectado por el torrente sanguíneo de la movilidad. Lo que sucede en cualquier rincón del mundo y en cualquier circunstancia económica, cultural, social, racial o ideológica nos afecta a todos, y pronto.
El YO-20 tiene como uno de sus principales valores la SOLIDARIDAD, y la expresa con acciones. Se desprende rápido de lo que sea necesario para aliviar el problema del otro, y no por caridad ni esperando cobrar intereses. Entiende que el desequilibrio le será nocivo a todas las partes.
El RESPETO es la primera regla de comportamiento de un YO-20. Agradece y demuestra su aprecio por la función que cada uno cubre. Para él no hay trabajos pequeños. Hay gente valiente que hace las labores más peligrosas usualmente por la menor remuneración, y para ellos tiene admiración.
Un YO-20 es un CONSUMIDOR MODERADO. Ya vio cómo sí puede modificar sus hábitos de consumo y acumulación, y cómo inmediatamente la naturaleza reacciona positivamente. Ya había visto películas que predecían epidemias mundiales y catástrofes ecológicas, pero no las creyó. Ahora sabe que no eran exageraciones y que sus decisiones provocan cambios.
El YO-20 es especialmente HÁBIL EN EL PROCESAMIENTO DE INFORMACIÓN. Sabe que el exceso de ella no mejora sus juicios como tampoco puede estar desinformado. Es capaz de entrecruzar las señales y diferenciar campañas fascistas de datos relevantes. Es responsable en lo que lee y más en lo que trasmite.
Un YO-20 se CUIDA a sí mismo, igual que a los demás, porque sabe que los riesgos están siempre ahí y no son visibles, pero sí manejables por su inteligencia. Acepta que el peligro, así como el cambio y lo inesperado son inevitables. Que no puede esperar a que el mundo dé marcha atrás, sino que su responsabilidad es adaptarse, y hacerlo rápidamente.
La inmunidad biológica llegará, pero muy tarde. Tenemos la opción de desarrollar la inmunidad psicológica. Esta crisis no se supera acabando con el COVID-19, sino mejorando nuestra especie. Entre más fuerte un reto, es un trampolín más grande.
Son las nuevas habilidades que desarrollemos las que nos permitirán recuperar nuestro camino.
Será diferente. Será mejor.
Pablo Ferrara.
Mayo 3, 2020
Fuente: https://web.facebook.com/1703820122/posts/10207656538567199/?_rdc=1&_rdr