Ya llevas años cuidando a un familiar dependiente. Tenéis una rutina juntos, un conocimiento mutuo, horarios, charlas, juegos en común, en definitiva, una vida compartida.
Pero llega un momento que ese familiar tan querido fallece. Nadie puede prepararse para afrontar la muerte y el impacto de su pérdida es estremecedor, sobre todo para la persona que lo cuida.
Es por eso que, para que afrontes esta nueva situación con entereza y puedas organizar tu “nueva” vida como ex cuidador, te damos estos consejos. Antes que nada tienes que comprender que esta nueva etapa forma parte de un proceso, que tiene mejores y peores momentos. Dejar atrás una pérdida no es fácil y seguir algunas pautas podrían ayudarte en esta transición.
- El duelo es necesario. Es normal que empiece una etapa de duelo, aunque en muchos casos puedas sentir alivio. A veces los cuidados que necesita un familiar son tan extremos, que puede generar en ti una presión altísima. Cuando ese familiar no está, aparece un sentimiento de alivio, de liberación, porque esta ardua tarea ha terminado. Pero no debes sentirte culpable. Somos seres humanos y no se puede luchar contra nuestros sentimientos. Debes enfocarte en reconstruir tu nueva vida, con el recuerdo y la certeza de haber hecho lo correcto por esa persona.
- Acepta el dolor. El dolor forma parte del proceso. Debes aceptarlo, pero no debes sumergirte en él ya que puede llevarte a la depresión. La muerte de un familiar es dolorosa, pero en este caso esperable. Si ves que pasa el tiempo y ese dolor no se disipa, busca ayuda psicológica.
- Tómate un tiempo. Después de mucho tiempo de dedicación exclusiva, seguramente necesitarás darte un tiempo para volver a acomodar tu vida, y evaluar qué es lo que te interesaría hacer en un futuro.
- Busca apoyo en la familia. Comparte el sentimiento de dolor, culpa, frustración con tu familia, quienes empatizarán contigo. Lo mejor que puedes hacer es hablar de lo que sientes y no reprimirlo.
- Grupos de apoyo. Muchos ex cuidadores buscan grupos de apoyo para compartir experiencias y sentimientos. Las entidades que se dedican a la lucha contra el Alzheimer, por ejemplo, pueden ser útiles a la hora de buscar este tipo de apoyo.
- Mantente activo. Si bien es saludable tomarse un descanso después de la muerte del familiar al que cuidabas, es imprescindibles que te mantengas activo, que realices ejercicio y te alimentes de manera sana, pero también evalúa la posibilidad de buscar un trabajo, realizar una escapada o modificar tu casa.
- Ayuda a los demás. Tu experiencia puede servirle a otro cuidador. Las organizaciones que se ocupan de enfermedades como Alzheimer o Parkinson reciben muchas consultas sobre cómo manejar la muerte de un familiar enfermo y allí es donde puedes echar una mano y compartir tus conocimientos. Puede ser útil también para ti, ya que es una manera diferente de recordar y engrandecer a tu familiar fallecido.
El fallecimiento de un familiar al que cuidabas genera mucho dolor, pero lo mejor que puedes hacer es recordar todo lo bueno que hiciste por él, los años que le dedicaste a su cuidado y el amor que le brindaste. Tu vida debe seguir y tienes las herramientas para convertir ese dolor en recuerdo grato. Úsalas y apóyate en tus seres queridos.
Fuente: El rincón del cuidador