La inmovilidad implica un riesgo para la integridad de la persona.
La inmovilidad implica un riesgo para la integridad de la persona, por eso es muy importante estimular la movilidad del paciente para ayudarle a mantener un buen estado tanto físico como psicológico.
Existen algunas técnicas para movilizar a un familiar dependiente:
Cambios posturales: Cambia de posición a la persona cada 2 o 3 horas con ayuda de almohadas.
Utiliza dispositivos: Las almohadas o las taloneras ayudan a aliviar la presión y a prevenir problemas cutáneos.
Cuidado de la piel: Mantén la piel limpia, seca e hidratada. Presta especial atención a las zonas húmedas del cuerpo como las axilas, ingles, el pliegue inter glúteo, etc. Evita la ropa ajustada y las arrugas en la ropa de cama.
Ejercicios físicos: Los ejercicios físicos son la mejor forma de estimular la movilidad, pero siempre se deben hacer por indicación de un profesional de la salud. Existen dos tipos de ejercicios:
Ejercicios activos: Son los que puede realizar la persona por sí misma. Como cuidador, deberás estimularlo para que los realice.
Ejercicios pasivos: Son los que precisan de tu ayuda, la ayuda del cuidador. Los ejercicios le ayudan a mantener la movilidad y evitar la rigidez. Debes hacerlos con suavidad y sin provocar dolor.
Siguiendo estas medidas, ayudaras a mejorar el estado físico y psicológico del familiar y contribuirás a disminuir el riesgo de que sufra problemas sistémicos como la flebitis, el restreñimiento, el insomnio o las infecciones respiratorias.
Fuente: El rincón del cuidador.