Lo contrata un equipo de futbol como analista.
“Carlos Matallanas no está aquí por ser un enfermo de la ELA. Está aquí porque está capacitado para hacerlo. Le he tenido como compañero y sé que ve el fútbol muy bien”. Con rostro firme, el director deportivo del Fuenlabrada, Melgar, quiere aclarar antes de nada que esto no es una obra de caridad. Carlos, periodista y exfutbolista de Tercera, ha fichado esta temporada por el CF Fuenlabrada. Es una especie de segundo entrenador ‘virtual’ de Mere, el técnico del equipo que marcha cuarto en el Grupo I de Segunda B (primer peldaño de nuestro fútbol profesional). Lleva encamado y conectado a un respirador desde 2016 y desde allí trabaja, su tetraplejia causada por la ELA le impide hacerlo de otro modo.
Cómo se fraguó el fichaje
– Melgar: “Todo empieza en verano. Gonzalo Escudero, analista del club, me pide que podemos traerle un ayudante. Se lo comento a Petón (asesor externo del Fuenlabrada, además de escritor, exfutbolista, columnista…)”.
Petón: “Cuando me lo preguntó Melgar, se me ocurrió Carlos porque el cabrón tiene un talento impresionante. Es un analista de primer orden y posee una visión que sólo tienen los futbolistas privilegiados. De Bobby Moore (exfutbolista inglés de la mitad del siglo pasado) se decía que tenía la visión de las sombras porque era capaz de saber en qué lugar del campo estaban todos los jugadores, los de su equipo y los del rival. ¡Este tío (Carlos) tiene eso y sin poder ver toda la imagen del campo por la televisión!”.
– Melgar: “Esto, unido a que había sido compañero mío y que trabajó ya con el míster (Mere, en el Cádiz B) hizo más fácil decirle al propio Mere: “Carlos es la persona idónea””.
– Mere: “Me lo dijo Melgar y mi reacción fue: “Hostias, sería una gran ayuda para mí. Vamos para delante”.
“Cuando me ofrecieron el puesto me emocionó, aunque no me sorprendió mucho porque es un proceso natural, no soy un paracaidista que ha aterrizado aquí de repente (Mere entrenó a Matallanas en el Racing Portuense, Matallanas fue compañero de Melgar…). Si tengo esta oportunidad es por todo lo vivido anteriormente y porque ellos no ven barreras por mi situación. Sé que desde fuera, lo que hago puede resultar muy llamativo. Pero desde dentro lo vivimos con mucha más naturalidad. Son contactos y oportunidades que hubiera aprovechado igualmente de no haber enfermado. Mira, nuestro entrenador de porteros es Manolo Rubio, que era mi portero en el Carabanchel. Y hasta nuestro utillero, Baba Sule, fue compañero mío en el centro del campo del Majadahonda. Son evoluciones naturales”. Fútbol.
Carlos, tras una dilatada carrera en el balompié modesto de Madrid y Andalucía, decidió compaginar su carrera periodística con los estudios de entrenador, hasta que la ELA dinamitó absolutamente todo. Bueno, casi. Una vez que sus músculos le dejaron inmóvil, dependiente y comunicado con el mundo externo sólo a través de un ordenador que maneja con sus pupilas, comenzó a echar cables asesorando a equipos como el Móstoles de su amigo Iván, el Atlético de Madrid de su amigo el Mono Burgos, el juvenil del Villarreal, el Cádiz B de su amigo Mere… Hasta que este verano ha firmado su primer contrato profesional con el Fuenlabrada.
“Mi puesto está ligado estrechamente al entrenador, Mere, he llegado con él y me iré con él cuando toque, que esperemos que sea dentro de mucho y con los deberes hechos. Desempeño un puesto de total confianza, como el que tiene cualquier entrenador con su segundo. Sólo que yo no puedo tener presencia diaria en el vestuario y en el césped, para eso ya hay un segundo entrenador que ya estaba en el club antes de nuestra llegada. Así que yo, en la distancia, hago otro tipo de labor. Se podría llamar asesor técnico del entrenador”, explica Carlos detenidamente a El Confidencial.
“Su ayuda consiste en decirme cómo ve al rival, un análisis de competición… Por su condición no puede utilizar herramientas con las que trabajamos, pero sí que con su visión -que es muy buena- saca conclusiones y describe cómo ve los partidos”, explica Mere. Un equipo de 2ª B española cuenta hoy en día con medios muy similares a los que puede tener uno de Segunda e incluso un modesto de Primera. Los recursos son más amplios conforme se avanza de categoría, pero el modo de trabajo, funcionamiento, profesionalidad y exigencia es similar.
Su labor está definida, pero ¿cómo es capaz de realizar dicha tarea desde una cama situada en una habitación del Puerto de Santa María? “El contacto con él es a través de WhatsApp y suelo ser yo el que le ‘orienta’ preguntándole qué opina de un jugador o cómo le podemos meter mano a tal rival… Le voy cambiando los estímulos cada semana y hay veces que es él quien propone “Mere, yo creo que por aquí vamos bien o debemos intentarlo por aquí”. Con su excelente visión saca conclusiones que son muy constructivas. Si uno revisa su trabajo semana a semana uno se da cuenta de su aportación”, añade Mere.
Carlos era un líder en su trabajo y dentro del vestuario. En sus últimos años era habitual verle con el brazalete de capitán independientemente de la camiseta que portara. “Echo de menos el vestuario y el césped. Pero esto es lo más cerca que puedo estar. Y es muy dentro y me siento muy valorado en mi modesta función. Así que hay que mirar el lado positivo y disfrutar de tener esta oportunidad a pesar de mis grandes limitaciones físicas”.
Fuente: El Confidencial