Investigadores del Penn State College of Medicine (Estados Unidos) han descubierto que la toxina ambiental beta-metilamino-L-alanina (BMAA) producida por las algas marinas puede causar esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
En concreto, la toxina es producida por las algunas cianobacterias y se suele acumular en tiburones, mariscos y comederos de fondo, por lo que las poblaciones que dependen principalmente de estas fuentes de alimentos pueden estar en riesgo.
Para llevar a cabo el trabajo, los científicos utilizaron un ordenador para analizar los motivos por los que la exposición a esta toxina puede causar ELA, descubriendo que si BMAA se convierte en parte de una proteína llamada superóxido dismutasa de cobre-zinc (SOD1), ésta puede adoptar una forma que es tóxica para las neuronas.
“Nuestros resultados sugieren la necesidad de una mayor investigación de los patrones de modificación de SOD1 en pacientes con ELA. Determinar los patrones moleculares del inicio y la progresión de la enfermedad, puede ayudar en el desarrollo del estilo de vida y las intervenciones preventivas para la ELA esporádica”, han dicho los investigadores, cuyo trabajo ha sido publicado en la revista “PLOS Computational Biology”.
Asimismo, han asegurado que muchos factores moleculares contribuyen a la presentación de síntomas del ELA que los médicos ven. “Una variedad de mutaciones genéticas y factores externos, como la exposición a BMAA, están asociados con la ELA. Si podemos descubrir un patrón, podemos tener pistas sobre cómo desbloquear otros”, han zanjado.
Fuente: Infosalus